«Acabé por fin el libro de Schopenhauer. Puede que la filosofía no fuera más que un lenguaje matemático, porque su comprensión me resultó igual de difícil. Pero una cosa aprendí del libro de aquel pensador: puede que el silencio sea el grito más fuerte, aun así, será algo inaudible para oídos sordos por muy cercanos que se encuentren, pero, para quien quiera escucharlo, podrá hacerlo hasta en los confines del universo».